Reclutamiento de menores
“LOS CLUBES INFANTILES DE LAS FARC”
El 'Bloque Oriental' reclutó al menos a 1.350 niños. 'Dossier' contra máximos responsables.
“Club Pioneros. El Castillo, Meta: guía para el trabajo de los Clubes Infantiles Bolivarianos, cuyo objetivo es ayudar a la educación, orientación y formación de la infancia, despertar su creatividad hacia el bien común para que desde temprana edad sea un luchador por los cambios sociales, convirtiéndose en un revolucionario. Pueden ser pioneros los niños de 5 a 12 años”.
Este archivo de uno de los famosos computadores incautados al ‘Mono Jojoy’ en la Operación Sodoma, hace tres años, forma hoy parte del dossier de uno de los más graves crímenes cometidos por las Farc en el marco del conflicto: el reclutamiento de niños. Es una práctica condenada por el Derecho Internacional Humanitario, que irá a los expedientes de los ‘máximos responsables’ de ese grupo. La investigación ha reconstruido, hasta ahora, 1.364 reclutamientos del Bloque Oriental de las Farc (el de ‘Jojoy’ y ‘Mauricio’, su sucesor), y otros 11 del frente 47. Este operaba entre Antioquia y Chocó, y la temida ‘Karina’ era una de sus cabezas.
El documento, que forma parte de un extenso informe conocido por EL TIEMPO, ordena a cada frente “adoctrinarlos en las lógicas de la guerra” e inculcarles “los ideales afines a las Farc”. Con tal fin, como en El Castillo, en decenas de caseríos apartados se usaron clubes móviles, en los que se distribuían refrigerios, libros, cuadernos y cartillas de ese grupo armado ilegal.
La Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía documentó que en zonas del Meta y Nariño esos clubes se abrieron en escuelas, juntas de acción comunal y en las casas de algunos campesinos. Constituían, de alguna manera, una cara amable del movimiento, porque, en muchas otras ocasiones, la mayoría, el reclutamiento de menores fue forzado. Datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar señalan que en los últimos 26 años fueron recuperados de la guerra 5.075 menores de edad. Más de tres mil fueron víctimas de las Farc.
Los fiscales reconstruyeron la historia de un niño indígena de 14 años que fue reclutado en julio del 2008 en el colegio departamental de Buenos Aires (Vaupés). De allí se llevaron en total a 12 muchachos y 5 niñas.
Tras un año en las Farc, el muchacho decidió escaparse. Lo descubrieron y, con dos heridas de fusil, se tiró río abajo. Una familia campesina le salvó la vida.
Varios padres se han aparecido también ante los investigadores buscando algún dato de sus muchachos.
“Mi hijo menor, Miguel, tenía 14 años. Se fue a averiguar por sus dos hermanos, se fue para donde la madrastra, que vivía en una finca en Florencia (...). Allá había una fiesta de la guerrilla, lo emborracharon y se lo llevaron”, denunció ante Justicia y Paz un campesino de Caquetá. Los testimonios de los menores que volvieron de la guerra y de desmovilizados señalan que los niños eran usados, sobre todo, para fabricar explosivos y en tareas de cocina y vigilancia. Tenían entre sus funciones vigilar a los secuestrados, hacer inteligencia y, en algunas zonas del suroriente, trabajar en cultivos ilícitos.